jueves, 18 de abril de 2013

Lyra y Will de Luis Alberto de Cuenca


Me he volcado a averiguar todo lo que involucra "La Materia Oscura" por lo que he caído en varias webs y blogs bastante interesantes, sin embargo no me decían nada que no hubiera deducido ya.

Sin embargo cuando llegué a El Cultural de Nerea me tope con un poema bastante singular y es que esta dedicado a los protagonistas de la espectacular obra creada por Pullman; un tributo al amor de los dos niños que nos sacaron más de una angustia tras su travesía y que finalmente nos demostraron que maduran, para buena o mala suerte crecieron y para algunas lectoras como yo, nos dejaron el trago amargo de un final no muy feliz.

Desde mi perspectiva Luis Alberto de Cuenca ( poeta español nacido en Madrid en 1950 ) sintió también el dolor de la perdida del amor puro y sincero, lo que lo llevó a rendir un tributo al mismo a través de estas líneas.

Lyra y Will, Luis Alberto de Cuenca
Nada como el amor. Qué antiguo y qué moderno.
Lo he revivido en todo su poder y su gloria
a través de unos niños de apenas trece años
que se aman en las páginas de una saga fantástica
que acabo de leer (y seguirán amándose
para siempre en el reino de la literatura).
Después de superar un sinfín de peligros
en un montón de mundos, Lyra y Will se dan cuenta
de que se quieren. Es una sensación rara
para ellos, pues son tan jóvenes que nunca
se han visto en un embrollo semejante. Los dedos
de la muchacha tiemblan al poner en los labios
del chico una pequeña fruta roja arrancada
de la rama de un árbol, y la mano de Will
sostiene vacilante la mano temblorosa
de Lyra, y del temblor pasan directamente
a la acción y se besan ciegos, con la torpeza
y la ferocidad de los primeros besos
y el feliz estupor de sentirse queridos.
Aspirando el perfume de sus cuerpos, consumen
la tarde. Will comprueba que la boca dulcísima
de Lyra sabe igual que aquella fruta roja
que ella puso en sus labios, y Lyra se contempla
en los ojos de Will que son como dos fuentes
donde saciar la sed y ahogarse de cariño.
“Reina a su alrededor un profundo silencio”,
escribe Philip Pullman, inventor de la saga,
y el tiempo se detiene, rindiéndose al amor
de los protagonistas.
La historia no termina
en noviazgo, pues Lyra y Will no pertenecen
al mismo mundo, lo que plantea mil problemas
a su futuro como pareja. Tanto él
como ella nacieron en la ciudad de Oxford,
pero hay tantas ciudades de Oxford como estrellas
en el cielo, y son todas diferentes y únicas.
Ha llegado el momento de cerrar las ventanas
entre los mundos para salvar el universo
del terror y la muerte. De manera que Will
y Lyra se despiden, permitiéndose el lujo
de salvar, también ellos, para siempre su amor
del desgaste diario por el procedimiento
de vivir en dos mundos distintos.
Poco antes de la definitiva separación, prometen
acudir cada año, el día del solsticio
de verano, al Jardín Botánico de Oxford
(de su Oxford respectiva), a embriagarse con besos
y recuerdos lejanos.

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